miércoles, 25 de agosto de 2010

Ejercicios de elongación

Tengo una capacidad que mi hermano envidia: tocarme la nariz con la punta de lengua. No me sale nunca en el primer intento pero, alrededor del tercero, es como el músculo logra una mayor elongación y alcanza el objetivo. Tengo también otras destrezas; llegar a tocar el piso sin flexionar las rodillas, por ejemplo. Ahora estoy practicando, dale que dale, una y otra vez. Me estiro tan lejos como puedo, ya hasta me duele; me duelen los músculos y la razón. Decime, ¿para qué te habré puesto allá arriba, tan alto, tan en ese pedestal?

5 comentarios:

  1. ay, niña!
    yo te envidio esos remates magistrales!
    lo de tocar el suelo con las manos, no. eso puedo aùn, inexplicablemente, de acuerdo con mi esquema corporal.
    y lo del pedestal, no me importa.
    siempre trato que sus ojos no se me vayan tan arriba que no pueda alcanzarlos.

    perfecta entrada!
    un abrazo

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  2. ah!
    mi hija Cecilia admira tus letras y me trajo hasta aquí, por suerte!
    y aunque ella y su hermano Camilo son mas amigos que yo, los tres lo queremos mucho a Santiago Segovia.
    ahora si?

    un beso!

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  3. Siempre son una alegría tus comentarios! Me dijo Santi del contacto; un día de estos hacemos una gran cena literaria. Él dice que cocinas muuuy bien! Un abrazo!

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  4. yo hago los mismos ejercicios, pero para alcanzar la felicidad. con la jodita ésa fue cómo desgarré el alma.

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