viernes, 20 de noviembre de 2009
Hervor
Reposaba en un lugar fresco, cuando unas manos la tomaron desprevenida. En sólo un instante comenzó a sentir un calor que la ahogaba. Su cuerpo se consumía a borbotones y su estructura poco a poco se debilitaba. Antes de que pudiera darse cuenta, la zanahoria despertó trozada, dentro de una gran fuente y formando parte de la ensalada rusa.
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