martes, 30 de marzo de 2010

Retorno al primer placer

Cerró la puerta de la habitación y corrió la cortina para que no la vieran del edificio de enfrente. Se paró delante del espejo, se quitó la blusa y se desabrochó el corpiño.
Nunca le había dolido tanto el sentirse rechazada. Quizá fuera porque a raíz de él había conocido una nueva dimensión del amor... No lo sabía. Sólo tenía claro que su cuerpo, ese que ahora lucía algo cansado y fuera de línea, era lo único que podría saciarlo. También se supo reemplazable, pero no era de las que se rendían fácilmente. Decidida, se acercó hasta donde él ahora dormía, lo tomó entre sus brazos y le quitó el chupete; y así en la intimidad más íntima de los dos, como en un acto de generosidad, él se prendió a su teta con hambre voraz.

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